lo largo del siglo XVI abundaron en Alcalá
los episodios de mecenazgo, y ello viene a explicar la vinculación de las casas nobles con determinadas edificaciones de orden académico o religioso. Tal es el caso del Colegio convento de Dominicos de la Madre de Dios, fundado por doña María de Mendoza y de la Cerda en 1576. De aquí se sigue un detalle general: surgidos al calor del proyecto cisneriano, colegios como éste fueron condicionando el urbanismo alcalaíno, ocupando sus calles y unificando la estética de sus fachadas.


Sin duda, los planos que diseñó el arquitecto escenificaron dos costumbres: el recogimiento necesario en la vía de la oración hacia Dios y el ambiente preciso para el desenvolvimiento colegial. Lamentablemente, no es hoy tan fácil precisar la estampa original de este edificio, tan adecuado a estas dos rutinas que además fueron puntales de la cotidianidad complutense.





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