Los insistentes ataques de algunas sectas gnósticas contra este sacramento obligaron a la Iglesia a defenderlo y a rodearlo de cierta solemnidad, que contribuyera a su prestigio y santificación. En particular se pueden mencionar las siguientes disposiciones o prácticas:
- El matrimonio debía celebrarse siempre con la aprobación del obispo.
- Debía tener lugar en la iglesia o sitio del culto, durante los oficios eucarísticos. Esta costumbre es de las más antiguas.
- En general no se aprobaban matrimonios secretos; mas, por otra parte, El Papa Calixto reconoció como válidos los matrimonios entre libres y esclavos.
0 comentarios:
Publicar un comentario