En el portentoso reinado de los Reyes Católicos, irguiéronse hombres de enorme valía, que el fino instinto y la profunda penetración de Doña Isabel supo descubrir para brillo de la Monarquía y grandeza de España. Y, entre ellos, elde mayor alteza por sus perfecciones y santidad, fue el religioso franciscano Fray Francisco Jiménez de Cisneros, que consagrado a la oración y al estudio, al ayuno y penitencias, a los cincuenta y cinco años de vida rígida y oscura, salió de su celda para ser confesor, guía y consejero de la Reina; cargo de grave responsabilidad que aceptó a condición de seguir viviendo en el convento. Rico en virtudes morales y en atributos heroicos y políticos, y mezcla de penitente y conquistador, ciñó por devoción el cilicio y por patriotismo la Corona.
En Resumen, Nuestro instituto es DIOS
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